Manuel Antonio Noriega POEMAS DE UN DICTADOR la biografía no autorizada.

LA INTRODUCCIÓN DE LA NOVELA QUE DA INICIO A LOS SUCESOS QUE SE DIERON EN PANAMÁ DESDE LA DECADA DEL TREINTA HASTA LOS ÚLTIMOS DÍAS DEL DICTADOR LLAMADO EL HOMBRE FUERTE DE PANAMÁ.

En un país de centroamérica se encuentra la cárcel El Convento, centro penitenciario de máxima seguridad, que alberga a los peores criminales capturados de la región, uno de sus huéspedes desde hace algunos años es un ex dictador quien ha concedido una entrevista, que hará que un equipo de jóvenes se hospede en la prisión durante cinco días, liderizados por el escritor Forton Grey y el grupo de periodistas enviados por el periódico La Nota Negra.

Durante la entrevista el ex dictador contará su vida desde su niñez y adolescencia pasando por su entrada a la fuerza armada que lo convirtió en el hombre fuerte de su país, pasajes de historia que atesora en su memoria y que desea contar antes de que llegue el día de su muerte y así liberar su alma de tantos pecados, contando con lujo de detalles sus más oscuras operaciones militares y su relación con el bajo mundo del narcotráfico, además de algunos de sus más horribles crímenes y desapariciones de líderes políticos, estudiantiles y figuras que osaron desafiar su régimen de terror en épocas pasadas. Decenas de misterios sin descifrar que guarda en su mente.

Un libro de poemas el cual escribe hace tiempo podría ser la clave para descubrir el misterio de muchos de sus crímenes que la historia no pudo desentrañar.

En la novela el nombre del dictador es reemplazado por el de Manolo Sanos Piñate. 


 

PRIMER CAPITULO DEL LIBRO.


Seis de la mañana el despertador suena incesantemente hasta que una mano busca en la mesa de noche el botón para acallar el aparato y su ruido infernal, Forton se sienta sobre el borde de la cama y mira hacia el balcón la luz que empieza a proyectarse en el horizonte, se frota los brazos para quitarse el frio, se pasa las manos por la cara intentando alejar las ganas de seguir durmiendo, se lava la boca y la cara ya en la cocina pone la máquina de café a funcionar, enciende el televisor y empiezan a oírse las noticias del día, los noticieros son como discos rayados las mismas noticias sobre políticos corruptos, crimen organizado, narcotráfico, pandillas y funcionarios del Estado alabando y defendiendo al gobernante de turno, diciendo que la economía del país es una de las mas envidiables de la región. Mientras toma su café piensa en cómo pasa el tiempo sin darnos cuenta cada día más aprisa, el reloj marca las siete treinta de la mañana y suena el teléfono.
Santiago Meilij era un periodista argentino radicado en Panamá desde los años ochenta, el cual había alcanzado un puesto importante en el periódico –La Nota Negra- como jefe de reporteros y conocía a Forton desde los días en que el joven soñaba con ser escritor, Meilij lo había reclutado en el periódico y le había enseñado técnicas de periodismo investigativo que habían forjado la actual carrera de escritor de Grey.
-          ¿Forton estas despierto pibe? –
¿Si, cómo estas Che, qué te cuentas?
Buenos días amigo tengo un trabajo para ti como en los viejos tiempos.
No me digas, ¿y qué reportaje tienes esta vez?
¿Recuerdas al ex dictador Santos?
Si, el que está en la cárcel -El Convento- desde hace varios años ¿no?.
Si ese mismo, hemos logrado que nos conceda una entrevista en la prisión dentro de unos meses, quiero que seas parte del equipo que el periódico mandara para entrevistarlo.
Valla suena excelente, claro cuenta conmigo, pero dime una cosa ¿me asignaras a Virna como apoyo?
Sí así es, ella siempre está muy interesada en trabajar contigo.
Y dime como han conseguido esa entrevista, según tengo entendido Santos dio a entender a las autoridades y a los medios que se llevaría todos sus secretos a la tumba.
-          Bueno hemos tenido que ofrecerle ciertas garantías a través de algunos políticos y con la ayuda del Ministerio Público, poder salir de vez en cuando para que pueda estar con sus hijas y sus nietos entre otras cosas. –
Y tú crees que cumplan lo que le han prometido.
Bueno no sé realmente tal vez sí, todo está por verse amigo.
Después de aquella conversación Meilij y Grey no volvieron a contactarse hasta meses después cuando se concreto la entrevista.
Virna Smith era una joven que había entrado a trabajar en el periódico en la época en que Grey aun pertenecía a su grupo de reporteros, la joven era hermosa con una habilidad increíble para las computadoras, se había graduado con altas calificaciones de la universidad con una Maestría en Ciencias de la Computación y desde que entro a trabajar en el periódico hizo mucha química con Grey.
Han pasado tres meses y en los estacionamientos de –La Nota Negra- un grupo de jóvenes se encuentra reunido organizando equipos de filmación, aun no ha salido el sol, aquella mañana de abril el astro rey parecía esconderse tras nubes blancas y grises en dirección hacia el occidente, el viento matutino hacia viajar aquellas nubes a gran velocidad, destellos de luz se ven brillar por ratos, son las 6:45 de la mañana, en los estacionamientos del periódico Forton termina de subir las maletas a su jeep y Virna su copiloto y reportera del diario tiene un termo de café en las manos, los demás terminan de prepararse para partir, el camarógrafo Raúl y la fotógrafa Sandy viajaran en otro vehículo, ya han subido sus maletas con sus equipos, Raquel y Samuel camarógrafos de apoyo viajaran en una Land Rover, todos trabajan para el periódico que ha conseguido la exclusiva del reportaje al ex dictador Manolo Santos Piñate, quien se encuentra como huésped en la prisión -El Convento-, a unos doscientos cincuenta kilómetros de la capital.


Toman la carretera Panamericana que cruza desde Panamá hasta México al llegar a la provincia de Veraguas se desvían del camino hacia la izquierda y se adentran en un sendero boscoso, se escucha el trinar de las aves y una leve neblina les dificulta el camino a través del denso bosque donde en algunos parajes no llega la luz del sol por la espesura de los árboles. Ya son casi las diez de la mañana, han visto algunos tigrillos y osos perezosos que se esconden detrás de los arboles colgándose de sus colas sobre las ramas de los arboles, el sonido de la fauna es interrumpido por el rugido de los motores todo terreno que cruzan el bosque a velocidad moderada como previendo que la raíz de un árbol haga que los neumáticos se atasquen y ocurra un accidente, Forton le pregunta a Virna:
 -¿Cómo te sientes? –
Estoy ansiosa por llegar, tengo listas las computadoras para redactar toda la entrevista.  ¿Es cierto que el ex dictador ya tiene varios años en esa prisión?
-          Sí así es –

El ex dictador Santos quien estuvo preso por crímenes de narcotráfico y homicidio en Estados Unidos por más de veinte años y otros siete en Francia, debió cumplir una condena de cuarenta años, pero fue rebajada por buena conducta y haber dado información importante sobre tráfico de armas, conexiones con el narcotráfico y lavado de dinero al gobierno de los Estados Unidos, luego de su estadía en una prisión de Miami el gobierno norteamericano lo extradito a Francia donde era requerido por delitos de lavado de dinero y fue recluido en la prisión de La Santé, de París en donde purgo una condena de siete años. Fueron muchos meses de espera antes de conseguir la autorización para poder entrevistar el ex dictador.
La prisión –El Convento- se encuentra a doscientos cincuenta kilómetros desde la ciudad de Panamá a la cual se llega a tres horas de camino por carretera, para luego cruzar un espeso bosque por un camino de tierra rodeado de grandes árboles y flora, al final puede verse una estructura en piedra en una colina que asemeja los castillos medievales de la Europa del siglo XIII, tiene cuatro torres de vigía desde las cuales, puede verse a sus lados el Océano Pacífico y del otro lado un extenso desierto al final de éste se divisan unas montañas que se pierden en el horizonte, la prisión alberga asesinos, terroristas, delincuentes de alto perfil y en la cual se encuentra desde hace varios años el ex dictador Manuel Santos Piñate.
Al salir del sendero todos se detienen para admirar la gigantesca estructura que parece salida de un cuento de la edad media, mientras la observan se miran los unos a los otros como diciéndose, esto es para lo que nos hemos preparado hace meses. La misión será hospedarse en la prisión por cinco días en los cuales conversaran con este famoso personaje y lograr transcribir parte de sus memorias para un artículo en el periódico y un posible libro.


Mientras que en una de las celdas de la prisión un viejo octagenario mira por la ventana que da hacia el extenso desierto, pierde su mirada hacia las lejanas montañas que se pierden en el horizonte entre tonos azules y grises, sus arrugadas manos sobresalen de la pequeña ventana decorada con una cortina de barrotes de más de una pulgada de grosor incrustados en la piedra que alguna vez colocaron cientos de obreros para darle forma a tan dantesca estructura. Muchos de esos obreros posiblemente llegaron posteriormente a ser huéspedes de la misma prisión.
Es casi un anciano con un rostro afable que al verlo causa una cierta compasión con ojos tristes y de mirada desgastada por el paso de los años, de contextura fuerte, pero de baja estatura encorvado por los años, cruza los dedos fuera de los barrotes de la ventana de dos pies por dos pies, aspira el aire y lo retiene en sus pulmones como disfrutando del poco tiempo que aún le queda en esta tierra, una mezcla de brisa marina, polvo del desierto y otros aromas que quien ha estado ahí largo tiempo puede disfrutar, posiblemente recordando épocas lejanas llenas de excesos y placeres que solo los hombres que han ostentado el poder pueden añorar.
De aquel hombre altanero, prepotente, rudo y con voz de mando que muchos conocieron y temieron, no queda mucho. De su cabellera negra y poblada, también queda poco. Hoy, a Manolo Santos Piñate, el que fuera una vez el hombre fuerte de Panamá, se ve cansado, lento al caminar y con movimientos suaves y pausados.
Sus  mejores amigos son varios libros de poesía y poemas, un viejo cuaderno en el que escribe algunas notas a diario, algunas viejas revistas y periódicos en una repisa de la pared, varios libros de historia, libros de derecho y diccionarios de inglés además de la conversación con otro reo un viejo de setenta años en una celda contigua.
Marc Maxwell era un profesor de filosofía e historia encerrado en la celda contigua a la del general Santos, su crimen había sido el asesinato de su esposa por encontrarla siéndole infiel con un joven en su propia casa y el cual los asesino a los dos hacía muchos años atrás, el profesor esperaba su extradición hacia Alemania su país natal, pero sus abogados habían interpuesto recursos tras recursos para que este permaneciera en Panamá pues tenía varias propiedades y les era más rentable a sus abogados que no se fuera del país. En las tardes solía jugar damas con el general mientras conversaban de historia, filosofía y poesía.
Al llegar a la entrada de la prisión esperamos unos minutos a que los guardias de la entrada principal nos den el visto bueno para proseguir, al pasar el portón nos detenemos y debemos bajar los maletines, cámaras y equipo de filmación para ser revisados por los agentes, para ellos es una situación de rutina nos revisan a cada uno para confirmar que no portamos ningún tipo de arma. Entregamos nuestras identificaciones al oficinal en jefe, al revisar nuestras credenciales el agente a cargo lee mi identificación y me observa detenidamente, no pierde la oportunidad de hacerme la pregunta, es usted Forton Grey, el escritor?
- Así es señor-  
No sabía que usted trabajara para el periódico -La Nota Negra-, creí que era un escritor independiente, he visto sus libros en las vitrinas de las librerías.
- Pues no trabajo para el periódico de forma permanente, he sido contratado para cubrir esta nota, mi labor con el periódico terminara cuando entregue la entrevista completa, la misión será entrevistar al ex dictador, los demás miembros del equipo tendrán la tarea de tomar anotaciones, filmar, tomar fotos del ex general y hasta donde sea posible de la prisión -
De la entrada pasamos a un patio muy amplio, hemos dejado  nuestros equipos en la recepción, que serán revisados y llevados a nuestras habitaciones por los agentes, frente a nosotros se ven largos senderos rodeados por cercas de metal muy altas con alambre de púas en la parte superior, las angostas veredas conducen a diferentes edificaciones de ladrillo. Un agente de la prisión fornido con la cabeza rapada de tez oscura y con un uniforme que parece mas de cazador de zafarí que de policía penitenciario nos saluda cordialmente y nos informa que él será el encargado de mostrarnos las instalaciones del penal, nos lleva personalmente a través de los largos pasillos con piso de concreto y de verjas de color azul, primero llegamos a unos salones destinados a darle capacitación a los presos sobre ciertas disciplinas como carpintería, plomería, repostería y otras tareas para mantenerlos ocupados. Nuestro recorrido siguió hacia el área de los comedores, enfermería, canchas de futbol y los edificios que albergan la población penal clasificados por crímenes, edades, ingreso y también por el tipo de pandilla al que pertenezcan, según nos comenta nuestro guía.
Caminamos alrededor de un campo de futbol donde varios reclusos juegan un partido mientras otros los observan, pero por un minuto todas las miradas se fijan en nosotros, algunos reos nos saludan, otros con miradas de asombro preguntándose qué hacíamos allí, luego al pasar por otro de los pabellones nuestro guía nos informa que este es uno de los pabellones de menor seguridad pues alberga a los que están por cumplir su condena y algunos de ellos saldrán en libertad en pocas semanas. Nuestro último recorrido en un una de las torres de vigía donde está el cuarto de monitoreo que controla y se observa todo el penal a través de cámaras y equipo de comunicación desde donde operan cuatro agentes.
Hora y media después el oficial nos pregunta si estamos cansados y si teníamos hambre que la última parte del recorrido seria hacía nuestras habitaciones. 


El sol ya sobre nuestras cabezas parece buscar el horizonte hacia el atardecer, una brisa cálida nos abraza, hemos llegado a unas instalaciones donde han sido traídos nuestros equipos, nos han hospedado muy cerca de los cuartos de los custodios del penal, y así convertirnos en huéspedes de la prisión -El Convento- por escasos cinco días. Una custodio empuja un carrito el cual trae nuestros alimentos en donde también lleva las bandejas plásticas de los alimentos de otro pabellón, me sorprendió ver que los alimentos estaban en vasijas de plástico transparente algo grandes, en esas bandejas fácilmente podrían caber unas tres porciones de una ración para una sola persona, es como si cada reo comiera tres platos en el almuerzo, me le acerque a la oficial y le pregunte si así eran las porciones normales para los reos pues yo había tenido la experiencia de estar en otras instalaciones de detención, como las celdas preventivas de la policía judicial y las porciones eran muy pequeñas en platos desechables de plástico tapados con papel aluminio a las que los privados de libertad llamaban las platinadas, la oficial asentó con la cabeza y me dijo que si que por lo general los presos comían muy bien las tres comidas al día, entonces no era de extrañarse que muchos de ellos se vieran subidos de peso ya que hoy en día en Panamá no existe para el reo la obligación de trabajar para el Estado mientras cumple su condena, en otras épocas los detenidos cumplían su pena haciendo labor social, donde eran llevados en grupos a barrer las calles, limpiando lotes baldíos con machete en mano o haciendo edificaciones de concreto para el Estado. Hoy en día la situación para un privado de libertad es diferente ellos escogen si desean aminorar su condena haciendo algún tipo de labor o tomando las capacitaciones que le brinda el Gobierno, por el contrario muchos prefieren cumplir sus condenas sin hacer nada durante el tiempo que esta dure simplemente conversando con sus compañeros de celda, jugando domino, o contando los días que le restan encerrados, mientras otros aprovechan las enseñanzas de otros reos para cuando salgan perfeccionar sus habilidades delincuenciales, pues algunos seres humanos no cambian sus viejos hábitos.
Nos hemos instalado en las habitaciones que nos fueron asignadas, la comida no está nada mal y me ha tocado preguntar a qué hora veríamos al ex comandante Santos, nuestro guía nos pidió que le diéramos tiempo a reposar sus alimentos al ex dictador y que nos llevaran a su celda en una hora.
-          Excelente, esperaremos -
Una vez llegado el momento preparamos nuestros equipos de filmación, cámaras, grabadoras y computadoras todos nos ubicamos fuera del edificio donde nos habían albergado, para nuestra sorpresa nos fueron a recoger dos agentes en un pequeño vehículo tipo bus, creí que caminaríamos, pero nuestro guía nos aclaro que la celda del general quedaba en un lugar apartado del penal y que no sería posible dirigirnos sin transporte, además cargando nuestros equipos, así que abordamos el transporte y nos dirigimos hacia el edificio que albergaba a nuestro entrevistado. Al llegar ya nos esperaba en la planta baja sentado muy cómodamente en una silla mecedora, a su lado había un joven escribiendo en una computadora portátil. El ex general Santos nos miraba fijamente nunca nos quito la vista de encima observaba nuestros equipos y maletines con una sonrisa que parecía más una mueca, nos dio la bienvenida nosotros inmediatamente nos acercamos extendiendo nuestras manos para saludarlo y darle las buenas tardes agradeciéndole que nos permitiera hacerle esta entrevista ya que a muchos otros periodistas no se les había dado esta oportunidad. Nos presentamos cada uno y el hizo lo propio, su manera de presentarse es como si aún fuera un general de brigada, pues nos comenta que él  mantiene su rango de general retirado, ya que en los juicios realizados en Estados Unidos siempre se le dio el tratamiento de un militar.



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